miércoles, 17 de marzo de 2010

Contigo quiero...

Despertar en la mañana y en lugar de sentir un bajón de sentimientos, se me suban hasta el techo. Llamarte para escucharte decir lo primero que se te ocurra y respirar porque en ese instante estás del otro lado, conmigo. Escribir pura ficción, porque mi vida caminando con la tuya será grandiosa y eso suele aburrir a los que no te han conocido. Ser tu amiga con derecho a sentirte hasta en el último lugar de mi cuerpo que todavía desconozco. Saber la fecha exacta en la que te voy a ver pero desconocer el día, la hora, el minuto en el que estás sumergido en mi mundo y tachar del calendario el momento en que te ausentes para no recordarlo hasta que regreses porque se te olvido algo: yo. Dejar abierta la posibilidad de que otros aparezcan, con la certeza, tuya y mía, de que eres tú sin importar la cantidad que intenten instalarse. Contar nuestra historia con tanta fascinación que no pueda nadie creerla, mientras sonries a lo lejos porque sólo tú sabes que todo pasó pero aún así te sorprende mi punto de vista. Buscar el significado de soledad cuando alguien la mencione porque lograste que mi memoria la olvidara, incluso cuando estas ausente. Reconocerte al instante en que las miradas se crucen y que tú me reconozcas a mí sin necesidad de repetir comienzos.